Ayer fue un día trascendental para Claudia Sheinbaum, quien llevó a cabo su cierre de precampaña a la presidencia de México en el majestuoso Monumento a la Revolución. Como era de esperarse, una multitud fue acarreada en masa, evidenciando un despliegue impresionante.
A través de las benditas redes sociales, se hicieron públicas evidencias irrefutables de la invasión de vialidades cercanas al lugar por cientos de camiones, microbuses y camionetas. Estos medios de transporte fueron utilizados para traer consigo a un enjambre de personas, quienes, como autómatas, se agruparon para entonar entusiastas porras a la aspirante gubernamental. Tal cúmulo de eventos generó un caos inigualable y un tráfico infernal en toda la zona.
Sorprendentemente, ningún diario se hizo eco de esta revelación, a pesar de las pruebas compartidas. Por el contrario, la mayoría de los principales periódicos nacionales destacaron la noticia en sus portadas, pero con una actitud sumamente positiva. ¿Acaso podría ser más evidente la manipulación?
Sumergiéndonos en las calles adyacentes a la plaza donde tuvo lugar el mitin, pudimos presenciar la abrumadora presencia de cientos de unidades de transporte: camiones de pasajeros, microbuses y camionetas, de los cuales descendieron centenares de personas inscritas en una lista de asistencia. Una escena caótica que dejó perplejos a todos los presentes.
Además, cabe resaltar la presencia de Marcelo Ebrard, ex aspirante a la candidatura oficialista a la Presidencia, quien previamente había formulado acusaciones contra Claudia Sheinbaum y su partido por cometer múltiples irregularidades con el objetivo de favorecer la campaña de la ex Jefa de Gobierno de Ciudad de México..
En resumen, el cierre de precampaña de Claudia Sheinbaum en el Monumento a la Revolución generó un un acarreo de proporciones titánicas, donde la presencia abrumadora de vehículos y personas transportadas de manera masiva es innegable. Resulta alarmante que los medios de comunicación hayan optado por silenciar este hecho, presentando una visión engañosa y manipuladora de los acontecimientos. Sin embargo, es imperativo que nos mantengamos atentos y exijamos transparencia en el proceso electoral. Nuestra democracia merece ser protegida de este tipo de artimañas insidiosas.